Dejábamos al endrino a finales de febrero preparando sus yemas para brotar, incluso veíamos alguna flor despistada que se abría una mañana soleada y cálida, engañosamente primaveral.
Y así pasa el endrino casi todo el mes de marzo: preparándose para llegar al día 21, primer día de la primavera, listo para florecer. Y es que el endrino siempre llega puntual a su cita y la última semana de marzo lo encontramos con sus ramas y espinas adornadas con pequeñas y delicadas flores blancas. Porque es la flor del endrino la que, todos los años, nos anuncia la llegada de la primavera.